viernes, 17 de abril de 2020

Mus[ic]a


Realmente no podría poner en palabras lo que significa la música para mí. La única palabra más acertada que encuentro para definirlo es “vida”. La música es pasión, es alegría, es amor, es tristeza. Es vida. Jamás, en toda mi existencia, podría concebir un mundo sin música. Muchas veces es ésta lo único que me hace querer levantarme de mi cama. Me hace sonreír y me hace llorar. Me hace cantar y sentir cualquier emoción que quiera evocar dicha canción que esté escuchando en ese momento.
Cada vez que escucho una canción o simplemente una melodía, no puedo evitar dejar correr libre mi empatía y permitir que todas las emociones impregnadas en aquellas notas y palabras surjan a través de mí y formen su propia vida dentro de mi ser. Es como si me poseyeran en la cantidad de tiempo que dura esa canción en particular; de principio a fin soy toda suya. Si me siento feliz y escucho una canción triste, automáticamente me entristezco; y viceversa. Escapa mi control completamente.
Mientras tenga mis auriculares puestos, o incluso por medio de los parlantes, el ritmo se apodera de mí y me toma prisionera –lo cual es irónico porque nunca me siento más libre que cuando escucho música–. Con ella soy capaz de olvidar o recordar todo por unos escasos minutos que, gracias a una sucesión quizás, se pueden convertir en horas. Me transporta en el tiempo y en el espacio, me lleva hasta mundos y situaciones inexistentes, que son creación no solo mías sino de la melodía también. Ella me ayuda a crear y a viajar.
Como alguien a quien admiro una vez dijo –y esta es una de las frases que más me ha llegado al corazón–, la música es mi mejor amiga y es el único amor que jamás me ha dejado. Ella me hace compañía, llena todos mis huecos vacíos y me permite hacer catarsis. La música nunca me va a traicionar, nunca me va a hacer daño; ella es misericordiosa y solidaria, incluso empática. Ella siempre va a estar para mí, siempre que la necesite –y esto mismo no lo puedo decir de las personas que me rodean, ya sean amigos o familiares–.
Me trae paz y felicidad; me permite soñar despierta y soportar la realidad. Con ella puedo vivir una vida mucho mejor que la mía. Con ella todo puede ser realidad.

jueves, 31 de octubre de 2019

Colorblind | Daltónica


Since birth, I have suffered from achromatopsia, also known as total color blindness, which means –in my particular case– that I cannot see any color at all, only black & white and every shade of grey in between.

Despite trying to live a normal life with my condition, it has always been a difficult struggle, at some times more aggravating than at others. But I still managed to experience everything as best as I could, not thinking much of that lackluster detail.

There were moments when it was really hard, especially when it involved socializing with others. I often got bullied in school because of it, being teased about my inability to match colors that I couldn’t see. After a while, I just stopped buying clothes that weren’t neutral in color.

Even relationships were hard to maintain at a certain age, with me being unable to pick gifts in the right shade and yet not wanting to bother other people and asking for help.

The worst of it all wasn't that I didn't have anyone that understood how I felt, but the fact that I couldn't understand and appreciate so many things about the world.

After dealing with depression related to that, I decided to search for people with the same condition, to at least find someone who I could share experiences with; someone that could really get me. That was how I found a blog related to the achromatopsia subject.

I found a lot of great people there, and some of them I actually got to meet in person, but somehow it just wasn’t enough. I was so obsessed with knowing what it was like to actually see colors that nothing could satisfy me. That’s when I found it.

There was this guy that had repeatedly been banned from the blog’s forum after constantly posting about some kind of place that had this allegedly magic cave that allowed people like us to see color while inside. I was enthralled by that, even when my rational self told me time and time again that it was stupid nonsense.

I looked for that guy everywhere on the internet, and when I finally found him and asked him about the cave. He told me that he had stumbled upon it on accident while hiking through some mountains in the West Coast desert, and that not only could he see in full color inside, despite the darkness as he went deeper inside (he even assured me that the stone walls glowed colorfully), but that after drinking water from a spring that he found there, his achromatopsia was cured completely.

At first, I just couldn’t believe it and thought that the guy was just messing with me. But after weeks of non-stop thinking about it, I decided to give it a try and asked the guy for directions to the place. He told me where to find the cave, but he also said that he wouldn’t be responsible for whatever bad thing happened to me in the midst of it. I didn’t care; all I wanted was to be able to really see.

That’s how I ended up taking a two-week trip to the mysterious cave, and despite all my doubts, I managed to find it. It was just like the guy said, a glowing rainbow pulsating through every inch inside the cave; walls, ceiling, and floor all covered in every color visible to men and –dare I say– even more.

I was marveled by the experience, and I knew at that very moment that I would rather die than going back to my world painted black & white, so I decided to venture deeper into the tunnel despite the sinking feeling in my stomach.

Against all odds, I also found the spring and drank from its iridescent water without a second thought. I wanted to see color more than anything in the world and wanted to do it until death came knocking at my door. I left the place with the renewed hope of being able to see the world in all its splendor and glory, finally having my biggest dream come true.

I enjoyed my new life for months, having come up with the perfect –but reasonable– excuse to explain why the sudden change in my color perception. It was all amazing, and I started to believe that everything was finally going to be alright. I even tried to contact the guy that told me about the place, to tell him that I went and that it worked; to thank him for his help. The thing is that he never responded to my messages, and I never knew anything else from or about him.

His sudden vanishment seemed quite strange at first, and I couldn’t understand what could have happened to him to make him disappear like that. But then it hit me, and I started to get not only why he was missing, but why he warned me against going to the cave.

The change was gradual in the beginning, but it increased as time went by. I thought that I was going crazy because I was the only one that could see it, but then I realized that the guy did probably see it as well.

I don’t know how much longer I can take it, but it’s becoming more and more difficult as the days pass. They are starting to grow in number, and the distance they usually keep is starting to get shorter. I don’t know what to do, but if they don’t go away, I can only see one way out of this, and it’s surely the same that the guy took for himself.

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Desde mi nacimiento, he sufrido de acromatopsia, también conocida como daltonismo total. Eso significa –en mi caso particular– que no puedo ver ningún color, solo blanco, negro y todos los tonos de gris en el medio.

A pesar de tratar de vivir una vida normal con mi condición, siempre ha sido una lucha difícil, en algunos momentos más agravante que en otros. Pero aun así hice lo posible por experimentar todo lo mejor que pude, sin pensar mucho en ese detalle desalentador.

Hubo momentos en que fue realmente difícil, en especial cuando se trataba de socializar con otros. A menudo me acosaban en la escuela por eso, me molestaban por mi incapacidad para combinar colores que no podía ver. Después de un tiempo, dejé de comprar ropa que no era de colores neutro.

Incluso las relaciones eran difíciles de mantener a cierta edad, ya que no podía elegir los regalos en el tono correcto y, sin embargo, no quería molestar a otras personas y pedir ayuda.

Lo peor de todo no fue que no tenía a nadie que entendiera cómo me sentía, sino el hecho de que no podía entender y apreciar tantas cosas sobre el mundo.

Después de lidiar con la depresión relacionada con esto, decidí buscar personas con la misma condición, al menos para encontrar a alguien con quien pudiera compartir experiencias; alguien que realmente podría entenderme. Así fue como encontré un blog relacionado con el tema de la acromatopsia.

Encontré a muchas personas excelentes allí, y algunas de ellas las conocí en persona, pero de alguna manera no fue suficiente. Estaba tan obsesionada con saber cómo era realmente ver colores que nada podía satisfacerme. Fue entonces cuando lo encontré.

Había un tipo que había sido expulsado varias veces del foro del blog después de publicar constantemente sobre algún tipo de lugar que tenía una supuesta cueva mágica que permitía a las personas como nosotros ver el color mientras estuviesen dentro. Eso me cautivó, incluso cuando mi yo racional me dijo una y otra vez que era una tontería.

Busqué a ese tipo en todas partes en Internet, y cuando finalmente lo encontré le pregunté sobre la cueva. Él me dijo que había tropezado con ella por accidente mientras caminaba por algunas montañas en el desierto de la costa oeste, y que no solo podía ver a todo color dentro de ésta, a pesar de la oscuridad a medida que avanzaba (incluso me aseguró que las paredes de piedra brillaban de forma colorida), sino que después de beber agua de un manantial que encontró allí, su acromatopsia se curó por completo.

Al principio, simplemente no podía creerlo y pensé que el tipo solo estaba jugando conmigo. Pero después de semanas de no dejar de pensar en ello, decidí intentarlo y le pregunté al hombre cómo llegar al lugar. Me dijo dónde encontrar la cueva, pero también dijo que no se haría responsable de cualquier cosa mala que pudiera sucederme en medio de ella. No me importaba; todo lo que quería era poder ver realmente.

Así es como terminé haciendo un viaje de dos semanas a la misteriosa cueva, y a pesar de todas mis dudas, logré encontrarla. Era justo como dijo el tipo, un arcoiris brillante que palpitaba dentro de la cueva; paredes, techo y piso, todos cubiertos en todos los colores visibles para los hombres y –me atrevo a decir– aún más.

Me maravilló la experiencia, y supe en ese mismo momento que preferiría morir antes que volver a mi mundo pintado de blanco y negro, así que decidí aventurarme más dentro del túnel a pesar de la sensación de vacío en mi estómago.

Contra todo pronóstico, también encontré el manantial y bebí de su agua iridiscente sin pensarlo dos veces. Quería ver los colores más que nada en el mundo y quería hacerlo hasta que la muerte llamara a mi puerta. Salí del lugar con la renovada esperanza de poder ver el mundo en todo su esplendor y gloria, y finalmente mi sueño más grande se hizo realidad.

Disfruté de mi nueva vida durante meses, habiendo encontrado la excusa perfecta –pero razonable– para explicar por qué el repentino cambio en mi percepción del color. Todo fue increíble, y comencé a creer que todo al final iba a estar bien. Incluso traté de contactar al tipo que me contó sobre el lugar, para decirle que fui y que funcionó, y agradecerle por su ayuda. El caso es que él nunca respondió a mis mensajes, y nunca supe nada más de él.

Su repentina desaparición parecía bastante extraña al principio, y no podía entender lo que podría haberle sucedido para que desapareciera así. Pero luego me di cuenta, y comencé a entender no solo por qué ya no estaba, sino por qué me advirtió que no fuera a la cueva.

El cambio fue gradual al principio, pero aumentó con el paso del tiempo. Pensé que me estaba volviendo loca porque era el única que podía verlo, pero luego me di cuenta de que el tipo probablemente también lo veía.

No sé cuánto tiempo más pueda soportarlo, pero cada vez es más difícil a medida que pasan los días. Ellos están comenzando a crecer en número, y la distancia que generalmente mantienen comienza a acortarse. No sé qué hacer, pero si no se van, solo puedo ver una forma de salir de esto, y seguramente es la misma que el tipo tomó para sí mismo.

miércoles, 30 de octubre de 2019

Hang | Colgar


I have this memory, or at least I think is one, that keeps coming back to me. It’s related to something that my mother told me a long time ago, and that as I grew I began to see it as just a silly superstition; an old ghost story meant to be more like an indirect warning and lesson, as some fairy tales were as well.

It was quite simple and short, not a tale like the Red Riding Hood, which warned kids about wandering off and talking to strangers, or something along those lines. This one, oddly enough, was about hanging clothes on a clothing line to dry.

The alleged story told against hanging one’s clothes out on the backyard during a windy day when the sun was setting, cause otherwise, you could witness a presence that you weren’t aware was there in the first place and could even go insane from such a sight.

When I was a kid I didn’t think much about it, at least nothing beyond that “it was scary”. Only when I grew up did I start to consider that it was probably some made-up bullshit that my mom came up with in order so I never wasted good sunlight when it was my turn to hang the clothes to dry.

So, as it would be expected, once my mother passed away and I inherited the house, I stopped abiding by her rules. And thus, one late afternoon in June, I decided to finally refute her stupid hanging clothes tale and did what I hadn’t done in all my life: hanging the damp clothes from the line outside in the backyard, during a windy day while the sun was setting.

It was all normal, like every other time that I had done the same chore in the past, nothing weird or out of the ordinary was happening, so I could finally put to rest that curiosity and ridiculous residual fear that still resided in the back of my mind since my early childhood.

I was just about to finish, only things left were my bedsheets, which proved to be difficult due to the high winds blowing from behind my back. It was when I finally got one set on the line, and was about to pin it down, that the sheet flew away and got caught on something, or rather someone who was standing right in front of me. The white sheet perfectly marked the whole silhouette of the apparition before seconds later flew completely off of the “person's” body and up into the sky.

I never ran so quickly in my life, but all I wanted was to make it inside the house to lock myself in. I didn’t sleep that night, I stayed awake with all the lights on inside and outside the house. In fact, I couldn’t sleep for several days after that incident, and I had to eventually move out of the house into an apartment away from that neighborhood.

To this day I can’t make sense of what happened, nor of what I saw. I can only go over and over again the story my mom told me, and wonder if she said that because someone else told her the same one, or if she did it because she experienced herself. The only thing I know for sure is that I never hanged the clothes on a windy day while the sun was setting.

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Tengo un recuerdo, o al menos creo que lo es, que sigo revisitando constantemente. Está relacionado a algo que mi madre me contó hace mucho tiempo y que a medida que crecía comencé a verlo como una superstición tonta; una vieja historia de fantasmas pretendía ser más una advertencia indirecta y una lección, como también lo eran algunos cuentos de hadas.

Era bastante simple y breve, no como Caperucita Roja, que advertía a los niños a alejarse de y no hablar con extraños. Éste, por extraño que parezca, se trataba de colgar la ropa en una tendedero de ropa para secar.

La supuesta historia contaba acerca de no colgar la ropa en el patio trasero durante un día ventoso cuando se estaba poniendo el sol, porque de lo contrario, se podría ver una presencia que nadie sabía que estaba allí en primer lugar, e incluso uno podría volverse loco en base a tal visión.

Cuando era niño no pensaba mucho en eso, al menos nada más allá de que eso "daba miedo". Solo cuando crecí comencé a considerar que probablemente era una tontería inventada por mi madre para que nunca desperdiciara la buena luz del sol cuando era mi turno de colgar la ropa para que se secara.

Entonces, como era de esperar, una vez que mi madre falleció y heredé la casa, dejé de cumplir sus reglas. Y así, una tarde de junio, decidí finalmente refutar su estúpido cuento de ropa colgada e hice lo que no había hecho en toda mi vida: colgar la ropa húmeda sobre la línea afuera en el patio trasero, durante un día ventoso mientras el sol se estaba poniendo.

Todo era normal, como cada vez que había hecho la misma tarea en el pasado, no pasaba nada extraño o fuera de lo común, por lo que finalmente pude calmar esa curiosidad y miedo ridículo que todavía residía en la parte posterior de mi mente desde mi infancia.

Estaba a punto de terminar, solo quedaban mis sábanas, lo que resultó ser difícil debido a los fuertes vientos que soplaban a mis espaldas. Fue cuando por fin conseguí colgar un juego en el tender, a punto de sujetarlo, que la sábana se fue volando y quedó atrapada en algo, o más bien alguien, que estaba parado justo frente a mí. La sábana blanca marcó perfectamente toda la silueta de la aparición antes de que, segundos después, volara del cuerpo de la “persona” hacia el cielo.

Nunca corrí tan rápido en mi vida, lo único que quería era entrar a la casa para encerrarme. No dormí esa noche; me quedé despierto con todas las luces encendidas dentro y fuera de la casa. De hecho, no pude dormir durante varios días después de ese incidente, y al final tuve que mudarme de la casa a un departamento alejado de ese vecindario.

Hasta el día de hoy, no puedo entender lo que sucedió ni lo que vi. Solo puedo repetir una y otra vez la historia que me contó mi madre, y preguntarme si dijo eso porque alguien más le contó lo mismo, o si lo hizo porque lo experimentó por sí misma. Lo único que sé con certeza es que nunca más colgué la ropa en un día ventoso mientras se ponía el sol.

martes, 29 de octubre de 2019

Silence | Silencio


I used to work at the Orfield Laboratories back when the Anechoic Chamber was being built and then sometime after it was finished. I was part of the team in charge of the project, so I was quite involved in the entire process from beginning to end. Nevertheless, I eventually had to quit because of something that happened there.

Of course, the –at that time– most quiet place on Earth would draw a lot of people’s attention, so among all the testing that was done inside the room regarding sound and frequency experiments, the chamber was also open to public visits. Tours would be held in the facility and outsiders would be allowed into the room to experience what the complete “lack” of sound is like, and what it feels like to be able to literally hear your heartbeat.

No one on those tours was usually permitted to stay inside for more than a couple of minutes at a time since the absence of noise could become quite disorienting and make people dizzy, so the tours never went on for too long. Still, us workers did spend more time inside it, even with the doors closed. It had become some sort of a challenge, to see who amongst us could spend the longest amount of time inside it alone and even –in some cases– with the lights turned off.

I used to have this friend who was adamant to break the record in the lab, and he even wanted to go as far as to get into the Guinness World Records book and to become the person who stood the longest inside the world’s quietest room. We all told him that he was crazy and that it wasn’t safe since some of the people among the team started to report seeing and hearing hallucinations after staying for too long inside the chamber. But it was a risk he was prepared to take to become famous and win the ongoing stupid bet.

No matter how much we tried to discourage him, he still went on about it, and one night he finally did it. The record until then was forty-five minutes, from a guy who had to take some time off of work after achieving it. Now this guy, who was obsessed with beating said record, wanted to at least stay for an hour and in complete darkness. It was insane, but no matter what we said we couldn’t deter him.

That night changed my life, and probably everyone else’s too, forever. He went in for an hour and more, assuring us that he would let us know when he wanted out. The thing is that two hours had gone by and we still had no update on his status. Finally, after the clock marked that the third hour had passed, we went into the room to retrieve him, having already had enough of it.

The thing is, that when we entered the chamber, we found him on the net that served as a floor. At first, we thought that he was sleeping, but as we got closer to his lying body we realized that his eyes were wide open, staring into nothingness. One of my co-workers knelt and sought for any signs of life, but he found none. The guy wasn’t breathing anymore, and he had no pulse whatsoever. We later found that he was like that for two hours before we opened the room.

The official report said that he died of a heart attack, but some things didn't add up. Most importantly of all, the recordings from that night inside the room, both audio and night vision, were apparently lost or corrupted, so we can’t even know from those recordings what actually happened inside there. After that whole ordeal went down, which the company went to great lengths to keep quiet from the press, I decided to quit and go to work for a different lab, one that decidedly didn’t have nor would ever have one of those chambers.

I can’t imagine what that guy could have experienced while dying, and honestly I don’t even want to do so either. All I hope is that no one is stupid enough to attempt something like that again. Especially not in the new Anechoic Chamber that was built by another company, one that it’s two times quieter than the one in Orfield.

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Solía trabajar en los Laboratorios Orfield, cuando se estaba construyendo la Cámara Anecoica, y luego poco después de que se terminó. Formaba parte del equipo involucrado en el proyecto, así que estuve bastante metido en todo el proceso de principio a fin. Sin embargo, eventualmente tuve que renunciar debido a algo que sucedió allí.

Por supuesto, el lugar más silencioso de la Tierra –en ese momento– llamaría la atención de mucha gente, por lo que, entre todas las actividades que se realizaron dentro de la sala con respecto a los experimentos de sonido y frecuencia, la cámara también estaba abierta a visitas públicas. Se realizaban visitas guiadas en las instalaciones y se permitía, a personas ajenas a la sala, experimentar cómo es la "falta" completa de sonido y cómo se siente poder escuchar literalmente los latidos de su corazón.

Por lo general, a nadie en esos recorridos se le permitía permanecer en el interior durante más de un par de minutos a la vez, ya que la ausencia de ruido podría volverse bastante desorientadora y puede marear a la gente, por lo que los recorridos nunca duraban demasiado. Aun así, nosotros, los trabajadores, pasábamos más tiempo dentro, incluso con las puertas cerradas. Se había convertido en una especie de desafío, ver quién de nosotros podía pasar la mayor cantidad de tiempo solo e incluso –en algunos casos– con las luces apagadas.

Solía tener un amigo que estaba decidido a romper el récord en el laboratorio, e incluso llegar al libro de Guinness World Records y convertirse en la persona que más tiempo permaneció en la habitación más silenciosa del mundo. Todos le dijimos que estaba loco y que no era seguro, ya que algunas de las personas del equipo comenzaron a reportar que veían y escuchaban cosas después de permanecer demasiado tiempo dentro de la cámara. Pero era un riesgo que él estaba dispuesto a correr para hacerse famoso y ganar la estúpida apuesta regente en ese entonces.

No importó cuánto tratáramos de desalentarlo, él siguió hablando de eso y una noche finalmente lo hizo. El récord hasta entonces era de cuarenta y cinco minutos, de un tipo que tuvo que tomarse un descanso del trabajo después de lograrlo. Ahora, este tipo que estaba obsesionado con batir dicho récord, quería al menos quedarse una hora y en completa oscuridad. Era una locura, pero no importó lo que dijéramos, no pudimos disuadirlo.

Esa noche cambió mi vida, y probablemente la de todos los demás, para siempre. Entró durante una hora y más, asegurándonos que nos avisaría cuando quisiera salir. El caso es que habían pasado dos horas y todavía no teníamos información sobre su estado. Finalmente, después de que el reloj marcara que había pasado la tercera hora, entramos en la habitación para sacarlo, ya que habíamos tenido suficiente.

La cuestión es que, cuando entramos en la cámara, lo encontramos en la red que servía como piso. Al principio, pensamos que estaba durmiendo, pero a medida que nos acercamos a su cuerpo tendido nos dimos cuenta de que tenía los ojos bien abiertos, mirando a la nada. Uno de mis compañeros de trabajo se arrodilló y buscó signos de vida, pero no encontró ninguno. El tipo ya no respiraba y no tenía pulso alguno. Más tarde descubrimos que estuvo así durante dos horas antes de que abriéramos la habitación.

El informe oficial decía que murió de un ataque al corazón, pero algunas cosas no cuadraban. Lo más importante de todo, las grabaciones de esa noche dentro de la habitación, tanto el audio como la visión nocturna, aparentemente se perdieron o se corrompieron, por lo que ni siquiera podemos saber de aquellas grabaciones lo que realmente sucedió allí. Después de lo ocurrido, lo cual la compañía hizo todo lo posible para mantener en silencio respecto a la prensa, decidí renunciar e ir a trabajar a un laboratorio diferente, uno que definitivamente no tenía ni tendría una de esas cámaras.

No puedo imaginar lo que ese tipo pudo haber experimentado mientras moría, y honestamente, ni siquiera quiero hacerlo. Todo lo que espero es que nadie sea tan estúpido como para intentar algo así de nuevo. Especialmente no en la nueva Cámara Anecoica que fue construida por otra compañía, una que es dos veces más silenciosa que la de Orfield.

lunes, 28 de octubre de 2019

Light at the End of the Tunnel | Luz al final del tunel


There’s this tunnel in the small town I grew up in, which is supposedly haunted. The whole community kind of feared the place or at least was wary of it, and they always advised everyone to not go even near it cause bad things could happen.

As teens, my friends and I didn’t believe the stories that spoke of voices being heard inside the tunnel and human sacrifices taking place in it during some special nights of the year by satanic cults. We all thought that it was bullshit made up by grown-ups because it was only a place visited by crackheads and hookers and they didn’t want us meddling with that kind of people.

In our high school, there used to be this urban legend saying that a girl that was bullied ten years prior had killed herself there and that her ghost haunted the tunnel ever since, so kids from the school had come up with this sort of challenge to be taken during senior year in which you had to go through the  tunnel during Halloween evening in order to be socially awarded as a “badass legend” by the rest of the alumni.

I always thought that it was a stupid thing that only invited trouble, by either getting grounded until the end of the year or nearly killed by whoever psycho lingered in that area. Still, in my senior year, one of my friends took in the challenge, wanting to prove himself to be brave and whatnot.

The thing is, that guy was actually a big coward, so he tried to convince the rest of us to join him in going through the tunnel on Halloween, promising to give us all of the candy he gathered that night as a reward for going with him.

At first, we turned him down, but after he insisted nonstop for a few months we all caved in and agreed to help him. After all, we didn’t see it as a big deal anyway, and we managed to bargain a little, asking to go at the earliest hour of the night so it wouldn’t be crowded by any dangerous people. Also, we really wanted to enjoy our last Halloween together as normally as possible, before we went to different universities.

So, at around 7 pm, we were all gathered in front of one of the ends of the tunnel, staring at some of the graffitis that painted the outer walls. We were waiting to see which one of us would take the first step towards the interior, all of the sudden feeling slightly intimidated by the black mouth that was the entrance. On closer inspection, we could see the small dot that was the light coming from the other end, yet a strong feeling of apprehension took hold of us tightly. No one wanted to be the first to go in.

At that moment, I think we were all reminded of the extensive horror stories told about the place. It wasn’t just phantom screams and murder. They were also some which talked about an infant’s cry being heard while walking through it, someone else’s footsteps sound bouncing off the walls, others that spoke of strange lights rushing towards you, and many that involved cars driving through the tunnel as well. Like vehicles which engines will not start up again if you shut them off; ghosts being visible in rearview mirrors; even cars which had come out of the other end with tiny handprints on either side of them. To sum it all up, the tales were scary, but they were also supposed to be that, just made-up shit to frighten people.

As it was getting late, and we all wanted to leave as soon as possible, I took the lead and started towards the dark entrance of the tunnel, mentally saying goodbye to my loved ones in case I didn’t make it. One by one my friends started to follow after me and we all went in, with the kid who started all of it entering last.

I’m not sure if I can say that I really heard something paranormal while walking through there. It was Halloween and we were all very influenced by the urban legends regarding the place. So even when I think that I might have heard some strange voice, they could have been my friend’s, distorted by the echoing effect that the walls produced. The thing is, we all made it through in the end, or that’s what we thought when we gathered outside the other end.

It turns out our friend who asked us to go with him, never came out. At first, we thought that he either hadn’t entered, to begin with, or got so scared that he froze inside and couldn’t move forward or backward. We waited for a bit longer, but it was already getting late and we couldn’t even hear him. That’s when we decided to go in once again and look for him. If we made it through unscathed the first time, then we could do it a second. That’s what we thought anyway.

We turned on the flashlights that we brought with us –which we didn’t use earlier because it was against the rules of the challenge, but we still brought them in case of emergency–, and went in once more, looking desperately for our friend. We didn’t find him inside the tunnel, nor out the other way. We didn’t even find him in the surrounding area. Not us, not our parents, not even the police after his parents filed a missing person report. The thing is, no one ever saw him again, to this day.

None of us know what happened exactly; no matter how many times we were questioned by the detectives, we couldn’t make sense of it. Eventually, we all moved out of town to go to college and we grew apart as a group, with our friend’s disappearance still weighing heavily on us.

It wasn’t until last year that I actually got in touch with one of them or, more accurately, he reached out to me. He wanted to let me know that one of the others went to visit his family back in the same town and went to the tunnel to pay his respects to our lost friend. Wanting to remember him, he walked through the tunnel and –allegedly– heard our friend’s voice, calling out to him and asking for help. Apparently, the guy went crazy after that and had to be locked up in an asylum, since his mind fried off after the experience. That’s all my old friend told me; he just wanted to let me know about what happened.

I’m not sure if what he told me could be true or not, I wasn’t there, and as long as I’ve known the guy who went insane, I can’t say that I noticed any signs that could have pointed out at him going crazy years later. Maybe it’s all true, but if it is, then what the hell happened to that kid? And where the hell is he anyway?

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Hay un túnel en el pequeño pueblo en el que crecí, que supuestamente está embrujado. Toda la comunidad temía el lugar o, al menos, desconfiaba de éste;  siempre aconsejaban a todos que no se acercaran, ya que podrían ocurrir cosas malas.

Cuando éramos adolescentes, mis amigos y yo no creíamos las historias que hablaban sobre voces que se escuchaban dentro del túnel ni sobre los sacrificios humanos que tenían lugar durante algunas noches especiales del año, por parte de cultos satánicos. Todos pensamos que era una estupidez inventada por adultos, porque era un lugar visitado por adictos al crack y prostitutas, y no querían que nos metiéramos con ese tipo de personas.

En nuestra escuela secundaria, solía haber una leyenda urbana que decía que una niña que había sido acosada diez años antes se había suicidado allí y que su fantasma habitaba en el túnel desde entonces. Fue en base a eso que los chicos de la escuela habían comenzado un desafío para ser realizado durante el último año, en el cual uno tenía que atravesar el túnel durante la noche de Halloween, para ser socialmente tenido en cuenta como una "leyenda" por el resto de los alumnos.

Siempre pensé que era una estupidez y que solo invitaba a problemas, ya sea por ser castigado hasta fin de año o casi asesinado por algún psicópata que rondara el área. Aun así, en mi último año, uno de mis amigos aceptó el desafío, queriendo demostrar que era valiente, osado y demás.

La cosa es que ese tipo era en realidad un gran cobarde, así que trató de convencernos al resto para que nos uniéramos a él a la hora de atravesar el túnel en Halloween, prometiendo darnos todos los dulces que él recolectase esa noche, como recompensa por acompañarlo.

Al principio, rechazamos su propuesta, pero después de que insistió sin parar durante unos meses, todos cedimos y acordamos en ayudarlo. Después de todo, no lo vimos como un gran problema. Además, logramos negociar un poco, pidiendo ir a la primera hora de la noche para que no estuviera lleno de personas peligrosas. Sinceramente, queríamos disfrutar de nuestro último Halloween juntos de la manera más normal posible, antes de irnos a diferentes universidades.

Entonces, alrededor de las 7 de la tarde, todos estábamos reunidos frente a uno de los extremos del túnel, mirando algunos de los graffitis que pintaban las paredes exteriores. Estábamos esperando a ver cuál de nosotros daría el primer paso hacia el interior, sintiéndonos repentinamente intimidados por la boca negra que hacía de entrada. Haciendo una inspección más cercana, pudimos ver el pequeño punto que era la luz proveniente del otro extremo, pero una fuerte sensación de aprehensión se apoderó de nosotros. Nadie quería ser el primero en entrar.

En ese momento, creo que todos recordamos las extensas historias de terror contadas sobre el lugar. No eran solo sobre gritos fantasmales y asesinatos. También había algunas que hablaban sobre el llanto de un bebé que se escuchaba mientras caminabas dentro; el eco de los pasos de alguien más rebotando contra las paredes; otras contaban acerca de luces extrañas que se acercaban a uno; y muchas historias involucraban autos que también atravesaban el túnel. Éstas últimas involucraban vehículos cuyos motores no volverían a arrancar si se los apagaba; fantasmas visibles en los espejos retrovisores; e incluso autos que habían salido del otro extremo con pequeñas huellas de manos a cada lado de ellos. En resumen, los cuentos daban miedo, pero también se suponía que eran eso; simplemente ficción para asustar a la gente.

Como se estaba haciendo tarde, y todos queríamos irnos lo antes posible, tomé la iniciativa y comencé a caminar hacia la oscura entrada del túnel, diciéndole mentalmente adiós a mis seres queridos en caso de que no lo lograra. Uno por uno, mis amigos comenzaron a seguirme y todos entramos, con el chico que comenzó todo entrando en último lugar.

No estoy seguro de si puedo decir que realmente escuché algo paranormal mientras caminaba por allí; era Halloween y todos estábamos muy influenciados por las leyendas urbanas sobre el lugar. Entonces, incluso cuando creo que podría haber escuchado alguna voz extraña, podría haber sido de alguno de mis amigos, distorsionada por el efecto de eco que producían las paredes. La cuestión es que todos logramos llegar hasta el final, o eso es lo que pensamos cuando nos reunimos fuera del otro extremo.

Resulta que nuestro amigo, quien nos pidió que fuéramos con él, nunca salió. Al principio pensamos que jamás había entrado siquiera, o que estaba tan asustado que se paralizó y no pudo avanzar ni retroceder. Esperamos un poco más, pero ya se estaba haciendo tarde y ni siquiera podíamos escucharlo. Fue entonces cuando decidimos entrar una vez más y buscarlo. Si logramos salir ilesos la primera vez, entonces podríamos hacerlo una segunda. Eso es lo que pensamos de todos modos.

Encendimos las linternas que llevamos con nosotros –que no usamos antes porque iba en contra de las reglas del desafío (pero aun así trajimos en caso de emergencia)– y entramos una vez más, buscando desesperadamente a nuestro amigo. No lo encontramos dentro del túnel ni fuera de él. Ni siquiera lo encontramos en los alrededores. Ni nosotros, ni nuestros padres, ni la policía tampoco, luego de que sus padres presentaron un reporte de persona desaparecida. La cuestión es que nadie lo volvió a ver desde entonces.

Ninguno de nosotros sabe qué sucedió exactamente; no importó cuántas veces nos interrogaron los detectives, no pudimos entenderlo. Eventualmente, todos nos mudamos de la ciudad para ir a la universidad y nos separamos como grupo, con la desaparición de nuestro amigo aún pesando sobre nosotros.

No fue sino hasta el año pasado que me puse en contacto con uno de ellos o, mejor dicho, él me contactó a mí. Quería decirme que uno de los otros había ido a visitar a su familia en la misma ciudad y fue al túnel para honrar la memoria de nuestro amigo perdido. Con ganas de recordarlo, caminó por el túnel y –según él– escuchó la voz de nuestro amigo, llamándolo y pidiéndole ayuda. Aparentemente, el tipo se volvió loco después de eso y tuvo que ser internado en un manicomio, ya que su mente quedó destrozada después de la experiencia. Eso es todo lo que mi viejo amigo me dijo; solo quería contarme lo que pasó.

No estoy seguro de si lo que me dijo podría ser cierto o no, no estaba allí; y desde que conocí al tipo que se volvió loco, no puedo asegurar que noté algún signo que pudiera haber señalado que terminara volviéndose loco años después. Tal vez todo sea cierto, pero si es así, ¿qué demonios le pasó a ese chico? ¿Y dónde demonios está él entonces?

domingo, 27 de octubre de 2019

A Walk through the Forest | Una caminata por el bosque


Eight years ago I was on vacation in Romania with a group of friends from college. We were on a sort of tour around Eastern Europe, visiting other countries nearby. We mainly went there out of curiosity, wanting to see what the culture there was like; also, we wanted to visit the famous Bran Castle, which some people attribute to being the inspiration for Dracula’s castle in the original novel. Turns out that’s not true.

We visited anyway and stayed in the largest city of Transylvania for a week, taking advantage of our location and visiting as many tourist places around the city as we could. That’s how we ended up going to the Hoia Forest, which was very close to where we stayed.

It seemed like a harmless activity, just a trek and picnic to spend the morning and afternoon on a lucky cloudless day. Most of us didn’t believe any of the stories and legends we heard regarding the area, about how haunted it was; as always, though, a couple of people from our group weren’t so skeptical like the rest. Still, we went anyway.

Being completely honest, it was weird, in a creepy kind of way. There was just something about the whole place that just felt off from the moment we stepped inside. We tried to ignore it at first, the discomforting sensation, but it only grew as time went by.

On the previous days of our stay in the city, we were told a lot of different things about the forest. The most reiterated topics were: people gone missing, which could be solely explained by the sheer size of the area in itself; sighting of UFOs, colorful balls of lights, and other strange apparitions (which,  again, could be perfectly explained by something other than the paranormal); mist appearing out of nowhere at weird time of the day under unusual climatic settings, which could be particular but explainable by meteorologists; voices and laughs audible although there’s no one there, that could be just normal noises of the forest being misinterpreted or just an amazing acoustic that carries on sound really well across the land; and even visitors receiving scratches and other wounds for no apparent reason.

To sum it up, it could all be explained after intensive research and investigation, but no one really cared about any of it to go and do it in the first place. So, we went in dead set on making the most out of our experience. Or at least, we tried to.

At around the time we decided to head back to the town and prepare for a night outing, one of my friends had the idea to go look around a supposed clear in the middle of the forest where no life grew from the earth. We were all tired and wanted to leave as soon as possible, not being able to stand anymore the eeriness of the place. But my friend insisted, almost like a mad man, that we had to find this circle where no plants grew and that, according to legend, was a portal to another dimension.

A long discussion then took place, with most of us arguing that the exhaustion was too big and that it was already starting to get dark. We even brought up the point about possibly getting lost while looking for it, and yet he kept insisting on it. It was only when he threatened to stay behind and search for it on his own that we finally gave in on the subject and agreed to search for it.

We agreed on splitting into couples and go separate ways, trying to leave a clear trail of whatever we could find to find our way back to the main trail. We had a few walkie-talkies with us, so we decided to use them to keep in contact since there was no cell phone signal inside the forest. After everything was set up, we parted in different directions.

For me and the friend that was with me, it was mostly boring but constantly accompanied by that sense of uneasiness. We didn’t see anything out of the ordinary, only some weird shaped trees. The other groups didn’t find anything relevant, or at least they reported so over the radio transmission. We were about to call it a day after an hour of pointless search until we hear from one of the couples that they had come across the girl that had been teamed with the guy who started all of this.

Apparently, from what she said, they were walking along an unused trail when she got distracted looking at some flowers that were growing nearby. When she called my friend over she received no answer, and when she started to look for him, she couldn’t find him. After walking some more in the direction she thought he went, she found the other couple.

We started calling the guy over the radio, but we didn’t get an answer for a few minutes. When we did, we asked where he was and told him to come back, but he only responded by saying over and over again that he had found it. We were all confused, so I inquired about the meaning of his words. He then explained that he found the circle and that it was exactly how the stories described it. A perfect circle of dark, scorched-like earth, where no trees, grass or plants whatsoever grew in. He also said that it felt really strange around it and that it was becoming difficult to breathe.

We pleaded with him to turn back, already letting panic and fear make us believe the part of the legend that said that it was a cursed place. He insisted that he had to get inside it since he had managed to find it.

As he got closer to the circle, according to what he said, we started losing the signal. We told him again to leave the place well alone, that it wasn’t safe and that he could get in trouble...and then we only heard static, as he had dropped off the face of the Earth.

We made it back to the main trail, gathering the rest of the group and decided to go straight to the police to ask for help. An intense search began after our initial missing person report, but even after weeks of looking for him, they couldn’t find anything, not even his belongings.
Eventually, we made it back from Romania and as the years went by we learned to move on. We accepted that he got lost and died in the woods from either hunger, thirst or hypothermia, although he remains as missing, rather than dead. Still, we get together every year on the anniversary of his disappearance to commemorate him, even when we all live our separate lives and barely keep in touch with each other anymore.

I thought of him constantly after the incident, and then less and less as the months passed by. For a time I even forgot about it all, too focused on my job and family, until I received a message, from one of the members of the group, with a link to a blog post about adventurous explorations. The blog belonged to a guy who traveled the world in search of the most haunted places on Earth, and he had recently been in the Hoia Forest, looking for its “Circle of Death”.

The post affirmed in a disappointed endnote that he couldn’t find what he went looking for but assured the readers that he at least he had found some curious artifacts along his way. He had attached pictures of said objects, which were –apparently– left behind by tourists and other visitors. They all were pretty common things, like sunglasses or water bottles, but one of them caught my attention.

Among all the other stuff, one thing stood out from the rest: a dirty, rusted and old looking walkie talkie, identical to the ones we were using during our visit. I commented on the post, asking the writer if he knew the exact location of the spot where he had found it, and he answered that –although unsure of the exact point– it was near what the map showed to be the center of the forest. I also asked if he had it still with him, wanting to know if he could send it to me so I could get it back, but he said he left it in the forest, believing that it might belong to someone who was still there and looking for it.

I was left dismayed after that, wanting to have at least a piece of my lost friend, sort to speak. After that, I grabbed my walkie talkie and turned it on even though I knew I wouldn’t hear anything. Still, I set it to the same frequency that we were using that day, just for reminiscing sake, and left it like that, not caring if the batteries ran out.

Can’t say for sure if either I was dreaming or just heard wrong, but I could swear that sometimes I could hear his voice, coming from my turned-on walkie talkie, as if he still were there in the forest despite it being impossible.

Maybe I was going crazy from grief even after all those years. Or maybe it was my friend, trying to reach me from the other side. Who knows, maybe if I go back I could find him and the circle, and find out for once and for all what the hell happened that night eight years ago. All I have to do is follow his instructions over the radio.

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Hace ocho años estaba de vacaciones en Rumania con un grupo de amigos de la universidad. Estábamos en una especie de gira por Europa del Este, visitando otros países cercanos. Principalmente fuimos allí por curiosidad, queriendo ver cómo era la cultura allí; además, queríamos visitar el famoso Castillo de Bran, que algunas personas atribuyen a ser la inspiración para el castillo de Drácula en la novela origin||5al. Resulta que eso no es cierto.

Lo visitamos de todos modos y nos quedamos en la ciudad más grande de Transilvania durante una semana, aprovechando nuestra ubicación y visitando tantos lugares turísticos de la ciudad como pudimos. Así es como terminamos yendo al bosque de Hoia, que estaba muy cerca de donde nos quedamos.

Parecía una actividad inofensiva, solo una caminata y un picnic para pasar la mañana y la tarde durante un afortunado día sin nubes. La mayoría de nosotros no creía en ninguna de las historias y leyendas que escuchamos sobre el área, sobre cuán embrujada estaba; como siempre, sin embargo, un par de personas de nuestro grupo no eran tan escépticos como el resto. Aún así, fuimos de todos modos.

Siendo completamente honesto, era extraño, de una manera espeluznante. Había algo en todo el lugar que se sintió mal desde el momento en que entramos. Al principio intentamos ignorarlo, la sensación incómoda, pero solo creció con el paso del tiempo.

En los días previos de nuestra estadía en la ciudad, nos contaron muchas cosas diferentes sobre el bosque. Los temas más reiterados fueron: personas desaparecidas, lo que podría explicarse por el tamaño de la zona en sí; avistamientos de ovnis, bolas de luces de colores y otras apariciones extrañas (que, de nuevo, podrían explicarse perfectamente con algo que no sea lo paranormal); niebla que aparece de la nada a una hora extraña del día en condiciones climáticas inusuales, lo que podría ser particular pero explicable por un meteorólogo; voces y risas audibles aunque no haya nadie allí, eso podría ser solo ruidos normales del bosque ques son malinterpretados o simplemente una acústica increíble que transmite un sonido por todo el terreno; e incluso visitantes que reciben rasguños y otras heridas sin razón aparente.

Para resumir, todo podría explicarse después de una intensa investigación, pero a nadie realmente le importó como para ir y hacerlo en primer lugar. Entonces, decidimos aprovechar al máximo nuestra experiencia. O al menos, lo intentamos.

En el momento en que decidimos regresar a la ciudad y prepararnos para una salida nocturna, uno de mis amigos tuvo la idea de mirar alrededor de un supuesto claro en medio del bosque donde no crecía nada en la tierra. Todos estábamos cansados y queríamos irnos lo antes posible, no pudiendo soportar más lo inquietante del lugar. Pero mi amigo insistió, casi como un loco, que teníamos que encontrar este círculo donde no crecían plantas y que, según la leyenda, era un portal a otra dimensión.

Entonces tuvo lugar una larga discusión, con la mayoría de nosotros argumentando que el agotamiento era demasiado grande y que ya estaba empezando a oscurecer. Incluso le mencionamos el punto sobre posiblemente perderse mientras lo buscaba, y aun así él insistió en ello. Fue solo cuando amenazó con quedarse atrás y buscarlo por su cuenta que finalmente cedimos en el tema y acordamos buscarlo entre todos.

Acordamos dividirnos en parejas e ir por caminos separados, tratando de dejar un rastro claro, hecho de lo que pudiéramos encontrar, para encontrar el camino de regreso al sendero principal. Teníamos algunos walkie-talkies encima, así que decidimos usarlos para mantenernos en contacto, ya que no había señal de teléfono celular dentro del bosque. Después de que todo estuviera configurado, nos separamos en diferentes direcciones.

Para mí y para el amigo que estaba conmigo, era sobre todo aburrido, pero estabamos constantemente acompañados de esa sensación de inquietud. No vimos nada fuera de lo común, solo algunos árboles con formas extrañas. Los otros grupos no encontraron nada relevante, o al menos eso informaron por la transmisión de radio. Estábamos a punto de finalizarlo, después de una hora de búsqueda sin sentido, hasta que escuchamos de una de las parejas que se habían encontrado con la chica que se había ido con el chico que comenzó todo eso.

Aparentemente, por lo que dijo, caminaban por un sendero sin usar cuando ella se distrajo mirando algunas flores que crecían cerca. Cuando llamó a mi amigo, no recibió respuesta, y cuando comenzó a buscarlo, no pudo encontrarlo. Después de caminar un poco más en la dirección que ella pensó que él había tomado, ella se encontró a la otra pareja.

Comenzamos a llamar al tipo por la radio, pero no obtuvimos una respuesta por unos minutos. Cuando lo hicimos, le preguntamos dónde estaba y le dijimos que regresara, pero él solo respondió diciendo una y otra vez que lo había encontrado. Todos estábamos confundidos, así que le pregunté sobre el significado de sus palabras. Él explicó que encontró el círculo y que era exactamente como lo describían las historias. Un círculo perfecto de tierra oscura y chamuscada, donde no crecían árboles, pasto o plantas. También dijo que se sentía realmente extraño a su alrededor y que se estaba volviendo difícil respirar.
Le suplicamos que se volviera, dejando que el pánico y el miedo nos hicieran creer la parte de la leyenda que decía que era un lugar maldito. Insistió en que tenía que entrar, ya que había logrado encontrarlo.

A medida que se acercaba al círculo, según lo que dijo, comenzamos a perder la señal. Le dijimos nuevamente que dejara el lugar, que eso no era seguro y que podía meterse en problemas...y luego solo escuchamos estática, como si se hubiese caído de la faz de la Tierra.
Regresamos al sendero principal, reunimos al resto del grupo y decidimos ir directamente a la policía para pedir ayuda. Una búsqueda intensa comenzó después de nuestro informe inicial de persona desaparecida, pero incluso después de semanas de buscarlo, no pudieron encontrar nada, ni siquiera sus pertenencias.

Finalmente, regresamos de Rumania y, a medida que pasaron los años, aprendimos a seguir adelante. Aceptamos que se perdió y murió en el bosque de hambre, sed o hipotermia, aunque sigue desaparecido, en lugar de muerto. Aun así, nos reunimos todos los años en el aniversario de su desaparición para conmemorarlo, incluso cuando todos vivimos nuestras vidas separadas y apenas nos mantenemos en contacto.

Pensé en él constantemente después del incidente, y cada vez menos a medida que pasaban los meses. Por un tiempo, incluso me olvidé de todo, demasiado centrado en mi trabajo y mi familia, hasta que recibí un mensaje, de uno de los miembros del grupo, con un enlace a una publicación de blog sobre exploraciones aventureras. El blog pertenecía a un tipo que viajó por el mundo en busca de los lugares más embrujados de la Tierra, y recientemente había estado en el bosque de Hoia, buscando su "Círculo de la muerte".

El autor afirmaba, en una nota final de decepción, que no pudo encontrar lo que buscaba, pero aseguraba a sus lectores que al menos había encontrado algunos artefactos curiosos en su camino. Había adjuntado fotos de dichos objetos, que –aparentemente– fueron dejados por turistas y otros visitantes. Todos eran cosas bastante comunes, como gafas de sol o botellas de agua, pero uno de ellos me llamó la atención.

Entre todas las otras cosas, una cosa destacaba del resto: un walkie-talkie sucio, oxidado y de aspecto antiguo, idéntico a los que habíamos usado durante nuestra visita. Comenté en la publicación, preguntándole al escritor si conocía la ubicación exacta del lugar donde lo había encontrado, y respondió que –aunque no estaba seguro del punto exacto– estaba cerca de lo que el mapa mostraba como el centro del bosque. También le pregunté si todavía lo tenía con él, queriendo saber si podía enviármelo para que pudiera recuperarlo, pero dijo que lo dejó en el bosque, creyendo que podría pertenecer a alguien que todavía estaba allí buscándolo.

Me quedé consternado después de eso, queriendo tener al menos un pedazo de mi amigo perdido, por así decirlo. Después de eso, agarré mi walkie-talkie y lo encendí a pesar de que sabía que no escucharía nada. Aun así, lo configuré con la misma frecuencia con la que lo estábamos usando, solo por los viejos tiempo, y lo dejé así, sin importarme si las baterías se agotaban.

No puedo decir con certeza si estaba soñando o si solo escuché mal, pero podría jurar que a veces podía escuchar su voz, proviniendo de mi walkie-talkie encendido, como si todavía estuviera allí en el bosque a pesar de ser imposible.

Tal vez me estaba volviendo loco, incluso después de todos esos años. O tal vez era mi amigo, tratando de contactarme desde el otro lado. Quién sabe, quizás si regreso podría encontrarlo a él y al círculo, y descubrir de una vez por todas qué demonios sucedió esa noche hace ocho años. Todo lo que tengo que hacer es seguir sus instrucciones por radio.