lunes, 2 de febrero de 2015

Monografía.

Entre el Cielo y el Infierno, ¿está el Paraíso?


Tema: Religión y Sociedad.

Materia: Filosofía.

Alumna: Luna Capella.

Curso: 5to 2da.

Escuela: Normal Superior N°8 Julio Argentino Roca.

Fecha: 06/11/2014




Introducción:


   El objetivo de este estudio monográfico es el de llegar a responder, mediante la argumentación de las opiniones e ideales propios citando escritos y opiniones ajenas, una simple pregunta: ¿La vida humana sería mejor o peor sin las religiones?

   El interés es el de exponer la crítica propia de que la respuesta a la pregunta es que la humanidad estaría mucho mejor si las religiones jamás hubiesen existido. Para conseguir este fin, o en caso de probarse lo contrario y que la respuesta sea la opuesta, se realizara una extensa investigación buscando diferentes puntos de vista que estén tanto a favor o en contra de una u otra postura. Terminada la misma, se llevará a cabo un censo que resumirá en concreto toda la información y las opiniones obtenidas para cada caso. Se comparará y se medirá cuál de las dos posturas tiene más reconocimiento, peso y razón. Llegado a este punto se explayará la conclusión que determinara la respuesta a la pregunta.

   Para la justificación de los argumentos dados se citaran varios textos literarios o informes periodísticos e históricos de la índole filosófica, religiosa, histórica, política, social y económica. Así también como distintos autores.

   He de aclarar que este trabajo no se relaciona con cuestiones de fe ni de la existencia o no de uno o varios dioses, sino que se centra en la relación entre la humanidad y las religiones a lo largo de la historia del mundo. Algunos puntos a tener en cuenta son:

-¿Por qué se crearon las religiones?

-¿En qué se basan?

-¿Por qué siguen subsistiendo?

-¿En qué nos benefician y en qué nos perjudican?

-Ofuscación de libertades.

-Los puntos a favor y en contra que poseen.

-Control y poder que ejercen sobre la sociedad.

-Buenos y malos usos del poder.

-¿Cómo sería nuestro mundo sin religión?

-Conclusiones.




¿Quién, qué, cómo, cuándo y dónde?


   Desde su despertar, el ser humano se ha encontrado con multiplicidad de eventos que no ha podido explicar. Tales como: el origen del universo; el origen de la vida en la Tierra; cómo y por qué fue creado todo lo que existe; y muchas incógnitas más. Éstas son las preguntas más grandes y difíciles, las que aún hoy no podemos explicar con exactitud. A través de la historia, se ha intentado dar respuesta a todas las preguntas que la mente puede crear. En un principio, no existían las herramientas necesarias para comprobar que algo era de una u otra forma. Las personas de la antigüedad no sabían que fenómenos producían los desastres naturales o las mareas y lo vientos. Ante la falta de información, decidieron crear una respuesta. Así nacieron los dioses y deidades, seres invisible con distintos poderes que eran los causantes de dicho fenómenos que el ser humano aún no podía explicar.

   Como los seres vivos según la teoría de Darwin, las religiones en sí fueron evolucionando con el paso del tiempo. Si uno empieza a comparar religiones, se puede dar cuenta que la mayoría tienen varios aspectos en común, lo cual puede evidenciar que son fruto de una misma creencia solo que con características diferentes. La gran distinción que se puede dar entre las religiones más antiguas y las más modernas es que unas son politeístas y otras monoteístas. Mientras las religiones: egipcia, griega y romana (entre otras) atribuían a sus divinidades cualidades como el control de los mares o de las cosechas; las religiones: católica, judía y musulmana atribuyen lo mismo a un solo creador.

   Esto mismo se refleja en el orden gubernamental de las sociedades, pasando desde la democracia nacida en Grecia a la monarquía que reino en Europa por más de mil años.
En resumen, las religiones aparecen como medio de culto y rendición de tributos a seres todopoderosos a los cuales se les adjudicaba aquellos fenómenos de la naturaleza que las civilizaciones que creían en ellos, no podían explicar.




¿Por qué?


   Está inscrito en la naturaleza de cualquier ser vivo temerle a aquello que no conoce. Sea un objeto, un lugar, otro ser vivo, una situación o un hecho. Cuando nosotros nos encontramos ante algo desconocido, nuestra mente navega por un mar de infinitas posibilidades, buscamos darle una razón de ser. Buscamos una explicación. Un ejemplo claro es: si uno se despierta en un lugar nuevo que desconoce; que no sabe cómo, cuándo ni por qué no encontramos en dicho lugar o siquiera como es que existe, nuestra mente racionaliza que alguien o algo creo ese lugar y a nosotros. Esta es la conclusión a la que llegaron nuestros ancestros más lejanos.

   Así como un escritor imagina una novela de ciencia ficción, los humanos han imaginado una fuerza invisible y consciente que dio inicio a todo. Las versiones varían, pero el mensaje es el mismo. Si uno realiza un seguimiento lógico, resulta plausible que la existencia no haya comenzado porque sí. Por lo menos es así como nuestro cerebro funciona. Somos incapaces de no obtener el por qué de algo. Necesitamos que cada minúsculo objeto tenga un origen y una razón. No podemos aceptar que las cosas son. Como tampoco podemos aceptar que el universo surgió y ese es el fin de la historia. Sea con una teoría del Big Bang o un dios creador, necesitamos tener una respuesta. Es la naturaleza racional de nuestras mentes. De ser lo contrario, ni la ciencia ni la religión existirían.

   “Cuanto más empiezas a investigar, lo que pensamos que entendemos, de dónde venimos y lo que pensamos que estamos haciendo, empiezas a ver que nos han mentido. Hemos sido engañados por cada institución. ¿Qué te hace pensar por un minuto que las instituciones religiosas sean las únicas que nunca se las han tocado?” [1]




Partícula de Dios


   No creo ser la única que alguna vez se ha preguntado por qué hoy en día, incluso con todos los avances y descubrimientos científicos que se han hecho, aún siguen existiendo cientos de religiones. ¿Por qué? ¿Cuál es la necesidad existencialista latente que sobrevive en nosotros? La pregunta más importante que nos hemos planteado todos es simple y compleja al mismo tiempo: ¿Quién o qué creo el universo y cómo lo hizo? Esta pregunta, lamentablemente, al día de hoy sigue sin respuesta. Y es esta misma incógnita la cual mantiene vivas y “necesarias” a las religiones. Más que para satisfacer y “responder” nuestras dudas existenciales, las religiones no sirven de mucho. Solo como métodos de organización de la fe, para que las personas que necesitan creer en algo tengan un lugar que las ampare. Porque, siendo sinceros, la ayuda que brindan las instituciones religiosas la dan otro tipo de instituciones también. No hay necesidad de creer en algo para dar o recibir ayuda. Entonces, ¿por qué las religiones todavía tienen tanto peso sobre la sociedad actual?

   Las religiones se distinguen entre sí en muchos aspectos, como: dogmas, tradiciones, creencias, orígenes, etc. Algunas duraron más que otras. Y otras tienen antecedentes peores que las demás. La religión no es solo profetizar la fe en tal o cual dios o deidad, es también conquistar. Atraer adeptos. ¿Es una coincidencia que la religión con más creyentes también sea la que tiene el pasado más sangriento? No. Es causa y efecto. Cuanto más se conquista, más terreno se gana. Pero no es solo convertir a aquellos que están dispuestos a aceptar al dios “verdadero”, sino que también es desacreditar a todos los opositores. Aquellos cuyas creencias son diferentes o mal llamadas erróneas. Si se eliminan a los que se niegan a convertirse, entonces se obtiene aun más poder; no solo porque el numero de creyentes en dicha fe es mayor al de no creyentes, si no que el terror que genera el hecho de deshacerse de los paganos y herejes también suministra una gran cantidad de poder y control. ¿Quién se opondría a la palabra de personas que matan y torturan a los que no están de acuerdo con ellos? Muy pocos. La Iglesia Católica nunca escatimo en usar dichas herramientas para forjar su imperio espiritual.

   Todo esto nos lleva a reflexionar a nuestra situación actual, donde la ciencia teoriza y comprueba la existencia de una partícula que está ligada al origen del universo a la cual llaman sensacionalistamente: partícula de Dios.

   Podemos concluir que, hasta el momento en que definitivamente se compruebe (si llega a suceder) la existencia o no de un ser inteligente creador de todo, la religión va a seguir reinando entre nosotros. Aunque cada vez con menor poder.




Al que madruga, Dios lo ayuda… ¿Y al que no?


   Cada cual lo ve desde su punto de vista, pero en lo personal creo que las religiones (en especial las más populares) ofrecen más perjuicios que beneficios. Bueno, no es lo mismo en tiempos modernos que hace algunos siglos atrás. Aunque estoy segura que si pudieran, incluso hoy en día no dudaría en deshacerse de uno que otro “hereje”. Por suerte, nuestra moralidad fue evolucionando para mejor, o eso quiero creer.

   Sinceramente, me resulta muy extraño todo el tema de castigos y recompensas, y en especial los perdones e indulgencias. ¿Cómo se puede estar seguro que aquel que nos juzga, sea mortal o divino, es justo con nuestra sentencia? ¿Quién tiene poder y razón para decidir qué es lo que está bien y qué es lo que está mal? En cuanto a esto, las relatividades abundan bastante. Primero que nada, recordemos que hasta hace menos de medio siglo, los indultos se compraban. En este caso, ¿Dios es injusto, o la iglesia engaña descaradamente? De cualquiera de las dos formas, ¿cómo puede hacer uno para confiar en semejantes personalidades perversas e interesadas? ¿Qué tal si todo lo que profetizan las religiones no es más que una sucia mentira que beneficia a aquellos que la contaron? ¿Quién nos asegura que Dios es bueno y el Diablo es malo? La respuesta es una simple palabra: nadie. Si tanto Cielo como Infierno existen, no lo sabremos con certeza hasta que cada uno de nosotros muera. ¿Pero y si no existen? Todos aquellos devotos que vivieron de acuerdo a las reglas de su religión (por más coherentes o no) y se privaron de muchas cosas, entonces desperdiciaron una vida entera por una recompensa inexistente.

   La vida es solo una, cada uno decide vivirla a su manera. Pero nadie sabe que hay, o si hay algo, una vez que ésta termina. Es mejor aprovechar todo lo que podamos, vivir la vida a pleno, y no arrepentirnos de nada. No estoy sugiriendo matar, robar o violar; pero aquellas cosas menores que también se prohíben (Ej.: los judíos no pueden comer carne de cerdo) y que no lastiman a nadie, se podrían poder experimentar sin que haya arcaicas leyes que las veten.

   Por otro lado, por más de que mi conocimiento sobre esto no sea muy profundo, quiero creer que aquellos que pecan de verdad no reciben un perdón absoluto solo por arrepentirse. Es absurdo que aquel que mata en defensa propia o el que roba para dar de comer a su familia sea castigado por no arrepentirse, pero al asesino serial que pide disculpas le es adjudicada la entrada a Cielo. Todos sabemos que los sistemas judiciales de los países en general funcionan mal, pero si esto también pasa en el más allá…estamos en problemas.

   Además, no tendría que ser necesaria la promesa del Cielo para que las personas se comporten debidamente. Como dice la vieja fórmula: “no es necesario tener esperanzas para obrar” [2].

   La vida hay que vivirla como a uno le plazca, siempre y cuando la integridad de los otros no se vea afectada por las acciones que elijamos llevar a cabo. Vivir a pleno sin la constante preocupación de que nos estén observando y juzgando todo el tiempo, y que lo que hagamos tenga un efecto positivo o negativo es una vida después de la muerte que es bastante incierta.




¿Esclavitud indirecta?


   Si tomamos como ejemplo los 10 mandamientos, tenemos literalmente una lista de acciones que no debemos realizar. Otro ejemplo son los pecados capitales. En sí, funcionan como las leyes de un gobierno: si realizas una acción perjudicial para otro (como matar o robar), vas a recibir una penalización (como la encarcelación o ser multado). Las religiones igual, son más extremistas. Hay dos opciones, la eterna felicidad en el Cielo o el eterno sufrimiento en el Infierno. Éste último me parece amenaza suficiente para mantener el orden y el buen comportamiento. Así como la cárcel para un asesino o el látigo para un esclavo. De todas formas, la cárcel y el látigo son pasajeros, en algún momento se acaba dicho castigo. La eternidad justamente no.

   Todas las religiones tienen sus propias reglas y leyes que los creyentes deben seguir, pero, ¿todas ellas son necesarias? Todos sabemos que muchas de ellas son violadas constantemente y hasta se vuelve casi normal no respetarla. Por ejemplo: mentir. Uno de los mandamientos justamente es: “No dirás falso testimonio contra tu prójimo” [3]. ¿Quién nunca dijo una mentira? Literalmente el mundo esta lleno de mentiras, y aunque “no deberíamos”, ¿es realmente necesario…? Los 10 mandamientos deberían ser actualizados, porque hasta las Iglesia miente.

   Citando a Nietzsche: “No la satisfacción, sino la obtención de más poder; no la paz en general, sino la guerra…” [4]. Parece que las instituciones más poderosas viven al pie de estas palabras.




Pros y contras


   En lo personal creo que hay más contras que pros, pero sé la opinión de los demás difiere de la mía. Entre los pros se pueden encontrar puntos como: ayuda a gente en necesidad (pobres, hambrientos, enfermos, desamparados, etc.); predicación de buena moral (aunque a veces falla…); contribución en cultura, tradiciones, arte, etc.

   Entre los contras (los cuales creo que son más abundantes) podemos listar: masacres y torturas “en nombre de Dios” a personas inocente, por el simple hecho de no compartir la misma creencia; desconocimiento de varios derechos: divorcio; elección y practica de la identidad y orientación sexual; matrimonio igualitario; aborto; métodos anticonceptivos; fertilización asistida; libertad de pensamiento y culto; progreso de la ciencia; discriminación contra personas de otros orígenes, creencias, orientaciones sexuales; discriminación y violencia hacia las mujeres; etc. La lista sigue, pero es demasiado larga. Como ejemplo significativo, si la Iglesia Católica no hubiera impuesto un periodo de oscuridad y terror durante la edad media, estaríamos avanzados en cuanto a ciencia y tecnología 1000 años en el futuro. Es un hecho muy importante a tener en cuenta.




Métodos masivos de control mental


   Según mi forma de pensar cínica y realista (como la de otros también), las religiones se trasformaron en métodos masivos de control mental. Una clara evidencia (enlistada con anterioridad) son las leyes que impone cada una de ellas. ¿Qué mejor forma para controlar a un gran número de gente que mediante el miedo? Si no haces esto, esto y esto, entonces vas a vivir una vida sana y feliz. De esta forma, los altos cargos de las instituciones podían mantener bajo control a las masas de gente que los seguían. Incluso hoy en día, con mayor apertura mental en la sociedad, este control sigue existiendo. Es triste y lamentable que las personas se dejen manipular tan fácilmente. Es cierto que esto sirve a la hora de sobrevivir, pero tampoco hay que exagerar. Es un hecho verdadero que la mayoría estuvo a favor de las cruzadas, la inquisición y la quema de bruja. Estas fueron herramientas usadas como parte del método. Miles de personas inocentes murieron “en nombre de Dios”, cuando en realidad, Dios ni siquiera quiere que se mate gente. Cito otro de los 10 mandamientos: “No matarás” [5]. Las religiones se contradicen todo el tiempo y las personas están envueltas en el velo blanco del control mental que no las deja ver la realidad.

   Ese control es tan grande que logra hacer que genocidios enteros sean justificados en contradicción con las reglas de dicha religión.

   “La religión ha convencido a la gente de que hay un hombre invisible, que vive en el Cielo, quien observa todo lo que haces, cada instante de cada día. Ese hombre invisible tiene una lista especial de diez cosas que no quiere que hagas. Y si haces alguna de estas diez cosas, tiene un sitio especial, lleno de fuego y humo, y personas que se queman, lleno de tortura y angustia. Donde te enviará para que vivas y sufras, y te quemes, y te ahogues, y grites, y llores. ¡Por siempre y para siempre hasta el final de los tiempos!... ¡Pero te ama! ¡Te ama, y necesita dinero! ¡Siempre necesita dinero! Él es todopoderoso, todo perfecto, todo lo sabe y es toda sabiduría, ¡pero por alguna razón no sabe manejar el dinero!...” [6]




Abusos del poder y falta de voluntad


   La Iglesia Católica dispone de dinero suficiente como para acabar con el hambre en todo el mundo. ¿Por qué no hacen algo al respecto? ¿Por qué nadie hizo nada durante años acerca de los curas pedófilos? ¿Por qué nadie hace nada por las mujeres que viven bajo el régimen islámico? Las religiones tienen la libertad y el pase libre para hacer lo que quieran sin ser cuestionadas o castigadas al respecto. Esto obviamente conlleva al abuso de poder. Cuanto más impune, más criminal. Si los poderosos de las altas cúpulas fueran juzgados como todos los demás, esa clase de crímenes no sucederían. 

   Con toda la influencia que poseen las religiones, podrían hacer tantas cosas buenas por el mundo. Pero ellos eligen no hacerlo, eligen hacer lo contrario. Porque quieren y porque pueden. Lo peor de todo esto, es que sus actos son avalados por el resto del mundo e incluso por los gobiernos. 

   “Las instituciones religiosas toman miles de millones de dólares, no pagan impuestos y siempre necesitan un poco más.” [7] 

   “Las instituciones religiosas de éste mundo han sido creadas por las mismas personas quienes te han dado tu gobierno, tu educación corrompida, quienes te imponen sus agrupaciones bancarias. Porque a nuestros dirigentes no les importa un bledo, ni tú ni tu familia. Todo lo que les importa es lo que siempre les ha importado, es decir, el control de todo el mundo.” [8]




¿Cómo sería un mundo sin abogados?


   Este título hace referencia a un fragmento de los Simpson, en el cual el abogado Lionel Hutz se imagina un mundo sin abogados en el cual todos viven en paz y armonía. Así me imagino yo un mundo sin religiones. Personas más tolerantes, libre y felices. Menos guerras, menos odio, menos desigualdad, menos pobreza, menos enfermedades, menos problemas en general. Una humanidad mucho más inteligente y de mente mucho más abierta. Más avanzada y sana. Menos preocupada por temas sin importancia y más focalizados en los problemas graves. Más orden y seguridad.

   No estoy hablando de una utopía ni de un planeta perfecto, estoy hablando de un mundo mejor.

    “Deben encontrarlo difícil…aquellos quienes toman la autoridad como verdad en vez de la verdad como autoridad.” [9] –G. Massey, egiptólogo.




Conclusiones


   Luego de una intensiva reflexión y consideración de los argumentos, llego a la conclusión de que la respuesta a la pregunta planteada en la introducción es la siguiente: viviríamos mucho mejor en un mundo sin religiones. No estoy hablando de la carencia de fe, estoy hablando de la falta de adoctrinamiento mediante el abuso de dicha fe. Durante siglos hemos creído la mentira más grande jamás contada. Una mentira que fue inventada para mantenernos ingenuos e ignorantes, con miedo y terror. Esta falacia ha impedido tantas cosas y retrasado muchas otras. Tenemos tanto para dar de nosotros y tanto para descubrir, pero el control que “mantiene” (porque en realidad no sabemos si lo tiene siquiera) una deidad o varias sobre nosotros, es lo que nos impide alcanzar todo nuestro potencial. Que en realidad es el control que poseen las instituciones religiosas sobre nuestras sociedades desde hace milenios.

   Una vez que nos quitemos los grilletes que representan las religiones, vamos a poder ser libre de verdad.




Bibliografía:


-La Biblia, libro del Éxodo (Diez mandamientos). 3; 5.
-El Anticristo, de Friedrich Nietzsche. 4.
-El existencialismo es un humanismo, Jean Paul Sartre. 2.
-Película documental Zeitgeist, Introducción y Primera parte: La más grande historia jamás contada. 1; 6; 7; 8; 9.