viernes, 10 de noviembre de 2017

Through the Mirror | A través del espejo

(Ash - Lustmord)


   Jane se encuentra limpiando el espejo de su baño, ya que hace mucho tiempo que no lo hace y ya se ha llenado de polvo. Al distraerse mirando cómo el trapo pareciera pasar por encima de su cara, se percata de una espinilla nueva que le ha salido en la mejilla izquierda. Jane pasa sus dedos por encima del lugar donde se encuentra la espinilla pero para su sorpresa, no siente ninguna irregularidad en la piel. Es como si en realidad no estuviera allí.

   Jane se acerca un poco más al espejo, para asegurarse que sus ojos no la están engañando. Mientras mantiene la mirada fija en su mejilla, con sus dedos palpa su tersa piel. Su vista le muestra algo que su tacto no puede sentir. A pesar que sus dedos no reconocen grano alguno, ella puede ver claramente que el espejo muestra a sus dedos pasearse tentativamente por sobre el desperfecto en cuestión. 

   Preocupada, Jane se pregunta si no estará alucinando o soñando. Para cerciorarse de la veracidad de los hechos, ella toma su teléfono celular y se saca una foto del lado izquierdo de su cara. Al ver la foto, Jane no encuentra dicha espinilla, por lo cual solo puede concluir que es… ¿el espejo?

   Jane toca el espejo con sus dedos por encima de la mejilla derecha (su mejilla izquierda) de su reflejo. Como si fuera por arte de magia, el vidrio que hasta entonces era sólido, se vuelve líquido. Los dedos de Jane se hunden levemente en el frío y sorprendentemente ligero líquido. Su reflejo se ve turbado por las pequeñas ondas provocadas por sus dedos. Antes de que pueda retirar su mano, una increíble fuerza la succiona hacia el interior desconocido del espejo a la vez que una chica idéntica es expulsada por el mismo en su lugar.

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   ¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? Todo me da vueltas. ¿Por qué me encuentro en el piso? Juraría que acabo de atravesar el espejo, pero…estoy en mi baño. Nada cambió. Supongo que sí estoy soñando, o alucinando. Será mejor que salga de aquí.

   Salgo del baño y todo se encuentra igual que de costumbre, no veo nada raro. Aun así no puedo dejar de sentir que algo no está bien. Vuelvo al baño y me miro al espejo, la espinilla no está. Entonces no fue real, que alivio. 

   Voy a mi habitación y me desplomo en mi cama. Agarro mi computadora y mientras espero que se encienda, escaneo mis alrededores. Casi se me pasa por alto un detalle muy importante. Una parte de la decoración de las paredes, que está compuesta de carteles con los nombres de mis bandas favoritas, ahora despliega los mismos carteles pero con nombres de científicos reconocidos. En vez de The Beatles o AC/DC, los carteles dicen Darwin o Einstein. ¿Qué rayos? De acuerdo, algo muy extraño está sucediendo.

   Me levanto y salgo al patio, para poder respirar un poco de aire fresco y tratar de despejarme un poco. No funciona realmente, solo consigo horrorizarme aún más. ¡El cielo es de color rojo! ¡Rojo! ¡¿Dónde diablos estoy?! Okey, okey, debo calmarme. Todo esto tiene una explicación racional, solo debo descubrirla. Mis opciones son dos, yo estoy mal o todo lo demás está mal. Tengo que investigar sobre esto.

   Vuelvo a tomar mi computadora y empiezo a buscar en la red información acerca de las personas que integran, o integraban, mis bandas favoritas. Resulta que ahora son biólogos, físicos, médicos, abogados, y demás. Todos se convirtieron en científicos y profesionales, en distintas carreras y ramas de la ciencia. Por otro lado, los intelectuales reconocidos son músicos y estrellas de rock. Esto sí que es rarísimo, ¿qué está pasando?

-“¿Jade?”

   ¿Mamá? ¿Es mi madre? Suena igual que ella, pero no debería estar aquí a esta hora. Y ¿quién es Jade?

-“Oh Jade, cariño, ahí estás. ¿Acaso no me escuchaste cuando te llamé?”

-“No…”

   Esta mujer no es mi madre. Mi madre no es rubia, ni tiene ojos… ¿rosas? ¿Qué-?

-“Bueno, no importa. Prepárate que llegarás tarde a tu clase de ballet.”

   ¿Ballet? ¿Es un chiste? Yo jamás he tomado clases de ballet, ¡y nunca lo haré! Tengo que volver por donde vine, y pronto.

-“Está bien, en unos minutos estaré lista.”

-“Avísame cuando lo estés.”

-“Sí.”

   La mujer se va, pero yo no me levanto hasta que escucho sus pasos perderse en la cocina. Casi corro hasta el baño y cierro la puerta con llave. No sé qué está pasando, no sé dónde me encuentro, solo sé que no quiero estar ni un minuto más en este inusual lugar. Quiero volver a mi casa, a mi mundo. 

   El espejo sigue reflejándome tal cual, la espinilla no se muestra en ningún lado. ¿Cómo hago para volver? ¿Podré hacerlo de la misma forma? ¿Y si no puedo volver? No quiero quedarme atrapada aquí. Cabe la posibilidad de que esto solo sea un sueño, pero hasta ahora no he podido despertar. Siempre que intento despertarme de una pesadilla, consigo hacerlo. El que no pueda lograrlo ahora es un indicio de que estoy viviendo una descabellada realidad alterna. No pienso quedarme aquí, de una u otra manera abandonaré este lugar. Viva o muerta.

   Jamás creí que podría temerle a mi propio reflejo, pero ahora estoy muy asustada. Me acerco, dudosa, al espejo. Estoy tan concentrada en mi misma que apenas me doy cuenta de que el espejo no refleja la puerta cerrada detrás de mí, sino que aparece abierta. También me percato de que la espinilla retornó a su lugar. Probablemente Jade está intentando volver, al igual que yo.

   Acerco mi mano temblorosa al espejo y repito mis acciones de hace un tiempo atrás. Ya no soy consciente del tiempo, es como si hubiesen pasado años desde que llegué aquí. Mis dedos tocan la cara de mi reflejo y se hunden en el líquido templado. ¿Acaso no estaba frío cuando lo toqué por primera vez? No tengo mucho más tiempo para divagar, el espejo me está succionando. Por favor, devuélveme a mi hogar. No me envíes a otro mundo extraño y desconocido.

   En un parpadeo me encuentro nuevamente en el piso del baño. Me levanto demasiado rápido, provocando que me maree. No importa, necesito saber si estoy de vuelta en mi realidad. Salgo corriendo del baño (lo cual no disminuye mis ganas de vomitar) y voy al jardín trasero. Bien, el cielo es turquesa, como siempre lo vi. Entro de nuevo en la casa y busco a mi madre. No está. La llamo y me entero que aún está trabajando. Otro alivio más. La prueba final, mi cuarto.

   Entro en mi habitación y todo se encuentra como lo recuerdo, incluso los carteles de mis bandas favoritas (las cuales no son nombres de científicos). Todo volvió a la normalidad, o más bien yo volví a la normalidad. No tengo idea de cómo describir lo que acabo de vivir, aún no puedo entenderlo por completo, solo espero no tener que pasar por eso otra vez. Nunca más voy a tocar un espejo.

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   Una vez de vuelta en su mundo, Jane hizo tres cosas. Primero investigó sobre teorías científicas al respecto. Segundo, convenció a sus padres de hacerse varias pruebas psicológicas y exámenes cerebrales. Por último, ella esperó. Esperó que el tiempo pasara, para así convencerse a sí misma que lo que había experimentado no fue un simple sueño. 

   Los años pasaron, a Jane nunca le encontraron ningún problema en el cerebro o en la psiquis. Ella volcó todo su esfuerzo, inteligencia, tiempo y dinero en seguir la carrera científica que más le interesaba. 

   Jane nunca pudo olvidar y superar aquel episodio del espejo, ella está convencida de que en realidad ocurrió. Es por eso que hoy en día ella se dedica al estudio e investigación de la teoría de la existencia de universos paralelos, ya que de esta manera podrá no solo confirmarse a ella misma de su existencia, sino que al resto de la humanidad también.

   A pesar de la fascinación de Jane con estos probables universos alternos, ella le tiene un gran miedo a lo que puedan albergar, ya que las posibilidades son infinitas. Incluso hoy en día, veintisiete años después, la que entonces era una joven de tan solo diecinueve años, sigue preguntándose cómo fue la experiencia de su “yo” alterno en este mundo. ¿Habrá sido cómo la de ella? ¿O fue diferente? Por suerte para Jane, no había nadie en su casa, por lo que nadie se encontró con la chica proveniente de otro universo.

   Jane muchas veces se cuestiona si alguna vez volverá a ese mundo donde el cielo es de color rojo, o si podrá visitar algún otro planeta Tierra en un universo paralelo. Hay momentos en los que se encuentra en el baño de su casa, mirándose al espejo, el cual es el mismo de aquella vez. Se siente tentada por tocar su superficie helada y comprobar si aún es un portal. Por más que siempre mira con mucha atención su reflejo (no lo hace muy seguido por incomodidad ante la idea de que alguien más la esté viendo), no ha podido encontrar otra irregularidad. Quizás solo fue un sueño después de todo, o el portal se cerró. También consideró la posibilidad de que su otro “yo” ya no viva en la misma casa donde se encuentra el espejo.

   Jane siempre ha creído que se necesita de un intercambio para hacer que el portal funcione, es decir, es necesario que haya dos personas. Lo que no sabe muy bien es si es fundamental que sea la misma persona. Tiene más sentido así, ya que después de todo es un espejo.

   Hay noches, antes de dormirse, en las que Jane se interroga a sí misma sobre las posibilidades del espejo. Es posible que ella no sea la única que experimentó semejante acontecimiento. A veces incluso considera que también es plausible que, en el caso de que el portal funcione con una sola persona, solo ella haya regresado a su mundo y que su contraparte aún no. Si ese fuera el caso, el cual carece de sentido, Jade todavía estaría en la realidad de Jane; pero ese es un pensamiento ridículo, sin pruebas que lo respalden. Aunque, claro, como en todo lo demás, las posibilidades existen. Solo es cuestión de buscar la verdad.


¿FIN?




Creado y escrito por Luna Capella, 2015. Todos los derechos reservados.®

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