The City Hall subway station has been closed down for decades. Some friends and I decided to sneak down and explore it and try to get some cool pictures and videos while we were there. We were able to get inside thanks to the uncle of one of my friends who worked a couple of stations away.
Along the camera, we took with us a weird device that was supposedly meant to record psychophonies, but I doubted that it would work properly. Once we got there we started to walk around, illuminating our paths with our flashlights and even jumped down to the tracks since the subway was already shut.
At one point we separated, trying to cover more ground that way and we started taking photos with flash, expecting to catch something interesting in the photos. We were so engrossed in what we were doing that we nearly missed the blood-curdling scream that came from the other side of the tunnel. Scared shitless, but more worried about our friends than our own lives, we ran over there and found one of them shaking violently while staring into the darkness ahead.
We flashed our light around but couldn’t see anything so we just grabbed him and started to walk away toward the way we came. To this day we don’t know what happened or what he saw, he refused to tell us and after a month he killed himself. None of us have gone back to the unused station.
Along the camera, we took with us a weird device that was supposedly meant to record psychophonies, but I doubted that it would work properly. Once we got there we started to walk around, illuminating our paths with our flashlights and even jumped down to the tracks since the subway was already shut.
At one point we separated, trying to cover more ground that way and we started taking photos with flash, expecting to catch something interesting in the photos. We were so engrossed in what we were doing that we nearly missed the blood-curdling scream that came from the other side of the tunnel. Scared shitless, but more worried about our friends than our own lives, we ran over there and found one of them shaking violently while staring into the darkness ahead.
We flashed our light around but couldn’t see anything so we just grabbed him and started to walk away toward the way we came. To this day we don’t know what happened or what he saw, he refused to tell us and after a month he killed himself. None of us have gone back to the unused station.
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La estación de metro del Ayuntamiento ha estado cerrada durante décadas. Aun así, algunos amigos y yo decidimos escabullirnos y explorarlo para intentar obtener algunas fotos y videos interesantes mientras investigabamos el lugar. Pudimos entrar gracias al tío de uno de mis amigos, quien trabajaba a un par de estaciones de distancia.
Junto a la cámara, llevamos con nosotros un dispositivo extraño que supuestamente debía grabar psicofonías, pero yo dudaba que funcionara correctamente. Una vez llegamos allí, comenzamos a caminar, iluminando nuestro camino con nuestras linternas; incluso bajamos a las vías, ya que el metro había cerrado por la noche.
En un momento nos separamos, tratando de cubrir más terreno de esa manera, y comenzamos a tomar fotos con flash, esperando captar algo curioso en las fotos. Estábamos tan absortos en lo que hacíamos que casi no escuchamos el grito espeluznante que provenía del otro lado del túnel. Cagados de miedo, pero más preocupados por nuestros amigos que por nuestras propias vidas, corrimos hacia allí y encontramos a uno de ellos temblando violentamente mientras miraba de manera fija la oscuridad que tenía delante.
Alumbramos con nuestras linternas alrededor nuestro, pero no pudimos ver nada, así que lo agarramos y comenzamos a volver por donde vinimos. Hasta el día de hoy no sabemos qué pasó ni qué vio él; se negó a contarnos y después de un mes se suicidó. Ninguno de nosotros ha vuelto a la estación abandonada.
Junto a la cámara, llevamos con nosotros un dispositivo extraño que supuestamente debía grabar psicofonías, pero yo dudaba que funcionara correctamente. Una vez llegamos allí, comenzamos a caminar, iluminando nuestro camino con nuestras linternas; incluso bajamos a las vías, ya que el metro había cerrado por la noche.
En un momento nos separamos, tratando de cubrir más terreno de esa manera, y comenzamos a tomar fotos con flash, esperando captar algo curioso en las fotos. Estábamos tan absortos en lo que hacíamos que casi no escuchamos el grito espeluznante que provenía del otro lado del túnel. Cagados de miedo, pero más preocupados por nuestros amigos que por nuestras propias vidas, corrimos hacia allí y encontramos a uno de ellos temblando violentamente mientras miraba de manera fija la oscuridad que tenía delante.
Alumbramos con nuestras linternas alrededor nuestro, pero no pudimos ver nada, así que lo agarramos y comenzamos a volver por donde vinimos. Hasta el día de hoy no sabemos qué pasó ni qué vio él; se negó a contarnos y después de un mes se suicidó. Ninguno de nosotros ha vuelto a la estación abandonada.
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